Los tratamientos para mejorar la sonrisa deben tener dos objetivos fundamentales: la funcion y la estetica. Para mejorar ambas tenemos que actuar tanto a nivel dental como a nivel de los tejidos blandos peribucales.
Restilane, relleno de labiosEn los últimos años ha aumentado enormemente la demanda de estos tratamientos, debido a la mejora de los materiales utilizados a este fin, y a la inocuidad de los mismos. Estos tratamientos han estado en manos de médicos que en muchos casos obviaban lo que está debajo de los labios: los dientes. Desde la aparición y autorización del ácido hialurónico sintético (Restylane)
Nuestro objetivo no es poner “morcillas” donde antes había labios, si no aumentar o perfilar discretamente estos labios, antes o después del tratamiento dental, para mejorar la estética final.
El tratamiento se realiza en dos fases. El primer día se plantean los objetivos y se inyecta el producto, previa anestesia local. A los 10 o 15 días se retoca para corregir posibles asimetrías que aparecen cuando desparece la pequeña inflamación propia de la inyección del producto.
La duración de este tratamiento depende de la movilidad labial propia de cada paciente. En una persona muy habladora o muy fumadora la duración es menor, pero oscila entre 8 meses y un año.
Desde hace dos años disponemos de los permisos necesarios para usar el plasma sanguíneo (PRGF) Bti para meso terapia facial. Este tratamiento consiste en la extracción de sangre del paciente en la clínica y el centrifugado para conseguir una parte de plasma con gran concentración de plaquetas. Las plaquetas tienen en su interior proteínas con capacidad para regenerar tejidos, aumentado el colágeno y el ácido hialurónico propio y aumentar la hidratación de la piel.
Este plasma se inyecta en la zona oral y perioral produciendo un efecto de estiramiento y tersura de la piel. Se anestesia tópicamente con crema anestésica y se inyecta con jeringa de insulina. Se origina una pequeña inflamación, y eritema facial que suele durar un día. En ocasiones puede producirse algún pequeño hematoma. Se recomienda hacer un refrescamiento al mes siguiente, y la duración de los efectos depende mucho del tipo de piel y de la edad.
En ocasiones lo combinamos posteriormente con Restylane para perfilar o aumentar un poco el volumen en determinados puntos.
Consiste en conseguir un tono más claro del esmalte del paciente en los blanqueamientos externos y del tono de la dentina en blanqueamientos internos. Estas coloraciones pueden ser intrínsecas del individuo, es decir, se nacen con ellas, o extrínsecas como consecuencia de ingesta de algunos antibióticos o bien por tratamientos de endodoncia o necrosis de la pulpa dental.
Los blanqueamientos externos funcionan gracias a la acción de los peróxidos (el agua oxigenada es peróxido de hidrógeno). Estas moléculas actúan sobre la materia orgánica que tiene el esmalte (entre un 5 y un 15%). No sirven para coloraciones de la dentina, como tetraciclinas o tinciones de origen pulpar (endodoncias o necrosis). El blanqueador es el peróxido, que se puede activar con un producto químico, con luz o con láser (pero estos medios físicos no actúan como blanqueadores sino como activadores de los peróxidos). Se realizan varias sesiones en clínica y se fabrican unas cubetas para ponerse en casa durante un mes.
Los blanqueamientos internos quitan coloración de la dentina, metiéndose en sus tubulillos, y quitando la tinción. Sirven para blanquear coloraciones de tetraciclinas (previa endodoncia de los dientes) y coloraciones pulpares de dientes endodonciados o necróticos. Se introduce una mezcla de perborato y peróxido de hidrógeno y se deja pasar el tiempo necesario hasta alcanzar el color que deseamos.
Se pueden denominar también facetas, láminas de cerámica o veneres. Son similares a las uñas postizas de porcelana que se adhieren a la uña natural para cambiar el tamaño, la forma o el color. Este tratamiento requiere muy poca preparación del diente. Se elimina una pequeña capa de esmalte y la restauración que pueda tener el diente y sobre esta superficie se adhiere la carilla mediante un sistema de resina previo grabado ácido de carilla y diente.
En ocasiones puede necesitarse previamente un blanqueamiento del diente o de los dientes, quitar un poco de encía para aumentar el tamaño del diente, o llevar ortodoncia durante en tiempo para mejorar la estética de los dientes o su funcionalidad.
Pueden usarse en casi todos los casos de alteraciones de forma, tamaño o color, incluyendo aquellos en los que el paciente haya destruido los dientes por apretar o rechinar los dientes debido a un problema de bruxismo. En estos casos habrá que hacer un estudio previo de sus piezas dentales posteriores y la posibilidad de tratamiento del problema que ha generado el desgaste. En estos casos tendrá el paciente que dormir con un pequeño plástico cubriendo los dientes, denominado férula de descarga, que le protegerá de la fractura o despegamiento de las carillas, además de evitar la progresión de su patología debido al bruxismo.
En la primera cita para comenzar el tratamiento y tras anestesia, se analiza la sonrisa del paciente, y la fonética, para establecer el tamaño, forma, textura y color de las carillas, se tallan las superficies de los dientes a tratar y se toman unas impresiones. Se colocan unas carillas provisionales durante el tiempo de fabricación de las definitivas que suele ser de unos 10 días. Durante este tiempo hay que ser muy cuidadoso cepillándose la zona, y a la hora de comer, ya que las carillas provisionales pueden romperse o despegarse con facilidad.
En la cita de la cementación de las carillas, y previa anestesia para la colocación de unos hilos en los surcos de las encías, se colocan las carillas, se eliminan los restos de cemento y se ajusta la forma de cerrar la boca. No hay que esperar ningún tiempo para comer, pero hay que evitar durante las primeras 24 horas tomar alimentos que puedan teñir, como café, tabaco, coca-cola, té, remolacha, juanolas…Esto es porque el cemento que une el diente a la carilla todavía tiene una pequeña capacidad para polimerizar (“endurecer”) y durante este tiempo puede mancharse la interfase.
Se recomienda cambiar las carillas alrededor de los 8 años, dependiendo del uso y del estado de los dientes. Pueden descementarse o romperse, bien por un mal uso o por no usar la férula de descarga para dormir. En pacientes apretadores, si se descementan muy frecuentemente, habrá que optar por unas restauraciones tipo coronas completas.
Cuando al sonreír enseñamos mucha encía, lo denominamos sonrisa gingival. Estéticamente queda muy mal ver unos dientes pequeños y la encía muy visible. Para solucionar este problema tenemos varios métodos, en función de la longitud y la morfología de los dientes, encías y labios.
Si es mucha la encía que se enseña, en casos extremos, es posible que para una solución óptima haya que recurrir a cirugía ortognática y colocar el maxilar en una posición más alta. En otros casos podemos colocar una ortodoncia y subir los dientes para arrastrarlos a la posición más adecuada.
Cuando la cantidad de encía visible no es mucha y sólo necesitamos dos o tres milímetros para dejarla estéticamente aceptable, la forma de eliminarla es levantar la encía, quitar un festón de hueso y encía, y suturar la encía a la espera de su cicatrización. En ocasiones este tratamiento ha de complementarse con la colocación de unas fundas o unas carillas de cerámica para tapar las zonas de raíz expuesta.
Por último, cuando el paciente con sonrisa gingival tiene más de 2mm de encía cubriendo el diente (bolsa periodontal de 3mm ó más), puede quitarse hasta 1 mm sólo con un pequeño corte con bisturí eléctrico.
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