Caries profundas, traumatismos o golpes, empastes antiguos…pueden producir la inflamación e infección de la pulpa dental (nervio), provocando dolor e inflamación (flemón). El diente se hace sensible al frío, al calor o a la masticación. El dolor puede ser intermitente (en las primeras fases) o constante (si no se ha tratado en un principio). Cuando esto ocurre, está indicado realizar el tratamiento de conductos o endodoncia para aliviar los síntomas.
En los últimos tiempos se han producido grandes avances para mejorar el pronóstico de la endodoncia: los localizadores de ápice, la preparación mecánico-rotatoria, nuevas técnicas de obturación…han revertido en un tratamiento más cómodo y eficaz.
En retirar la pulpa (nervio) del interior de la raíz / raíces del diente afectado.
Limpiar cuidadosamente los canales de la raíz para que no queden restos de material orgánico.
Posteriormente se rellena con material inerte (gutapercha).
Puede molestar durante unos días. El profesional le recetará la medicación más apropiada.
Debe intentar comer por el lado contrario a la endodoncia durante los primeros días, para evitar que duela o se fracture el diente.
Puede cepillarse los dientes de forma habitual desde los primeros momentos, incluso en la zona de la endodoncia.
Acuda pronto después de la endodoncia para reconstruirse el diente, ya que al ir con un empaste provisional, ésta podría desprenderse o fracturarse.
No existe “garantía de por vida” pero el éxito es muy alto, cercano al 96%. Este porcentaje es menor en dientes infectados o en los que ha fracasado una endodoncia previa. Si esto sucede será necesario repetir el tratamiento, complementarlo con un tratamiento quirúrgico de la raíz o incluso la extracción del diente afectado.
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